lunes, 5 de noviembre de 2012

Un espectáculo llamado Malahe.

Estos tres integrantes de El Desván del Duende (el grupo descansa hasta enero y está más vivo que nunca) han comenzado su, a priori, incierto camino a un ritmo demoledor. El concierto del sábado en La Muralla (Azuaga) sirvió para dar un golpe en la mesa y decirle al público que llenaba la sala que sin renunciar a sus orígenes y aceptando ser reconocidos como integrantes del grupo extremeño de mayor renombre a nivel nacional junto a Tam Tam Go, que su nuevo proyecto tiene la suficiente personalidad como para no ser parásito de otros proyectos paralelos. La prueba la encontramos justo al final del concierto, cuando las cerca de doscientas personas que disfrutaron del evento les despidieron coreando al unísono el curioso nombre que han escogido. Los temas de su nueva maketa, que son seis verdaderas joyas, y las versiones que bordaron en el aire con solo una guitarra, un cajón y un par de voces, borraron de la mente de más de uno la intención de pedirles algún tema de El Desván. Con eso queda todo dicho. Por poner un ejemplo, y para que se entienda mejor, fue como acudir al Bernabéu, o al Camp Nou, ver que Madrid o Barcelona juegan con chicos de la cantera y disfrutar tanto con su juego que en ningún momento te pida el cuerpo gritarle a Mouriño o Vilanova que saquen a Cristiano o a Messi. Cuando La Muralla decidió sabiamente contratarlos, Miguel Vivas, que artistazo, insistía en que no apareciera ni en carteles ni en otros medios de comunicación donde se promocionara el concierto otro nombre que no fuera el de Malahe. Ahora, amigo, entiendo que no supe ver los puntos suspensivos que seguían a tus palabras precediendo a la frase "que no nos hace falta".

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