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Descubrí hace unos meses, durante un viaje a Peniche (Portugal), a un grupo extremeño llamado "El desván del duende". Había escuchado una canción suya en la radio, dedicada a Cáceres, que tenía bastante encanto, pero su estilo me recordaba un poco a "Los Delincuentes", a "La Cabra Mecánica", grupos que me agradan pero que, sinceramente, no suelo elegir para mis viajes. En esta ocasión, huérfano de cosas nuevas que escuchar, decidí meterlos en mi carpeta de Cds y llevármelos de vacaciones. Puse el primer disco y empecé a tener buenas sensaciones. Buena música e interesantes letras. Esto último, letras que digan algo, es muy dificil de encontrar y es algo a lo que yo, como buen sabinista (o sabiniano), doy mucha importancia. Pero lo mejor estaba aún por llegar, porque a la quinta fue la vencida, o retrasose la tercera. La canción número cinco es una de esas canciones que ponen los pelos de punta, se llama "Nudo Marinero", y merece la pena escucharla (abajo dejo enlaces al blog de su autor). En realidad merece la pena escuchar sus dos discos. A mí, particularmente, me parece un grupo más profundo que los citados anteriormente, y creo que si en esto de la música hay justicia, estos chicos deberían triunfar. Pasó el tiempo y, allá por el mes de Septiembre, por casualidades de la vida... y de esto de los blogs, tropecé con José Manuel Diez, poeta y voz de "El desván del duende". Andaba yo dándole vueltas a un día de fiesta, así llamo yo a los días en que se mezclan cultura y deporte, que quería organizar en el centro donde trabajo, en el que residen adolescentes y jóvenes entre los quince y los veintiun años. Contaba ya con la presencia segura de Antonio Ferrera, expléndido torero y mejor persona, que ya nos había visitado el año pasado, dandonos una lección magistral a modo de charla coloquio con los chavales, con la de Victor González, arbitro de segunda división y con la de Alfred "El Mayeto", un cantante de hip hop procedente de La República Dominicana, que es todo corazón además de un espectáculo sobre el escenario. Pensé que era una oportunidad única y con toda la cara del mundo le pedí a Jose su participación en nuestro día de fiesta. Todo fueron facilidades. Y el pasado dos de diciembre, a pesar de la lluvia, todo salió genial, Antonio jugó un partido con los chavales, arbitrado por Victor, Alfred calentó el ambiente sobre el escenario y los chicos de "El Desván del Duende" nos deleitaron con un concierto básico que fue todo un lujo y al que tuvimos la suerte de asistir los chavales y profesionales del centro, y las diversas personalidades que nos habían acompañado. Por la tarde me llamó Antonio Ferrera, estaba en El Corte Ingles buscando el primer disco de estos monstruos, el último ya estaba en sus manos.
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